viernes, 11 de agosto de 2017

CANCIONES HECHAS PINTURA " Y NOS DIERON LAS DIEZ"/SERIE JOAQUIN SABINA/

Insólita ranchera a la que un clarinete añade niebla de melancolía.
En la letra de Sabina, hay fuegos artificiales en la cama que duran hasta la noche siguiente" y desnudos al anochecer nos encontró la luna".

El gran misterio es averiguar lo que desea el público, los motivos de la devoción por el personaje sabiniano. Posiblemente, una buena parte quiere algo más que canciones bonitas. Acude a los conciertos y desgasta los discos buscando coordenadas frente a la resbaladiza realidad. Quiere escuchar a alguien  que verbaliza lo que no somos capaces de expresar o, importante, no podemos vivir.
Nos emocionan las canciones de Sabina, en contra de la hipocresia reinante en el mundo de la música, no ocultaba que era drogota. Inevitablemente también ejercía de bebedor. Se burlaba de lo divino y de lo humano.Tiene un punto de arrebato que le lleva a escribir denuncias hirientes y podía convertirse en agitador público, esa era la imagen pública de Sabina en 1992. Un error. Uno iba a sus conciertos y no se encontraba rodeado de bohemios profesionales, sino de gente normal que celebraba la agitada existencia del cantautor, como así continua. 

" Y NOS DIERON LAS DIEZ "

Fue en un pueblo con mar
una noche después de un concierto
tú reinabas detrás
de la barra del único bar que vimos abierto.
--Cántame una canción
al oído y te pongo un cubata--
--Con una condición:
que me dejes abierto el balcón de tus ojos de gata--
loco por conocer 
los secretos de tu dormitorio
esa noche canté
al piano del amanecer todo mi repertorio.

Los clientes del bar
uno a uno se fueron marchando,
tú saliste a cerrar,
yo me dije:
"Cuidado chaval, te estás enamorando",
luego todo pasó
de repente, tu dedo en mi espalda
dibujó un corazón
y mi mano le correspondió debajo de tu falda
caminito al hostal
nos besamos en cada farola,
era un pueblo con mar,
yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola.....
Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una
y las dos y las tres
y desnudos al anochecer nos encontró la luna.
Nos dijimos adiós,
ojalá que volvamos a vernos;
el verano acabó,
el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno,
 y a tu pueblo el azar
otra vez el verano siguiente
me llevó, y al final
del concierto me puse a buscar tu cara entre la gente,
y no hallé quien de ti
me dijera ni media palabra,
parecía como si
me quisiera gastar el destino una broma macabra.
No había nadie detrás
de la barra del otro verano,
y en lugar de tu bar
me encontré una sucursal del Banco Híspano Americano,
tu memoria vengué
a pedradas contra los cristales
--sé que no lo soñé--
protestaba mientras me esposaban los municipales.
En mi declaración
alegué que llevaba tres copas
y empecé esta canción
en el cuarto donde aquella vez te quitaba la ropa.
Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una
y las dos y las tres
y desnudos al anochecer nos encontró la luna....
     Para muchos oyentes la historia ocurrió realmente: si Joaquín actúa en cualquier " pueblo con mar ", no faltará quien pregunte ansiosamente si fue exactamente allí donde el cantautor fue seducido por la camarera con  " ojos de gata ".