miércoles, 21 de noviembre de 2012

Canciones hechas pintura / "Peces de Ciudad "/ Serie Joaquín Sabina/

El gran misterio es averiguar lo que desea el público, los motivos de la devoción por el personaje sabiniano.Posiblemente una buena parte de los paganos quiere algo más que canciones bonitas y simpáticas. Acude a los conciertos y desgasta los discursos buscando coordenadas frente a la resbaladiza realidad, quieren escuchar a alguien que verbaliza lo que no somos capaces de expresar o, importante, no podemos vivir. Nos emocionan sus canciones, pero al mismo tiempo nos fascina el " Gran Crápula Sabina ".Del Álbum " Dímelo en la calle " , año 2002 esta canción de......

                                          "   Peces de ciudad "

Se peinaba a lo garcon
la viajera que quiso enseñarme a besar
en la gare dàusterlitz

Primavera de un amor
amarillo y frugal como el sol
del veranillo de san martín

Hay quien dice que fui yo
el primero en olvidar
cuando en un sin bemol de jaques brel
conocí a mademoiselle amsterdam.

En la fatua Nueva York
da más sombra que los limoneros
la Estatua de la Libertad,
pero en desolatión row
las sirenas de los petroleros
no dejan reír ni volar

Y, en el coro de Babel
desafina un español.
no hay más ley que la ley del tesoro
en las minas del Rey Salomón.

Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis sueños va,  ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje
de un no te quiero querer.

Y como huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad,
que mordieron el anzuelo,
que bucean a ras del suelo,
que no merecen nadar.

El Dorado era un champú,
la virtud unos brazos en cruz,
el pecado una página web.

En Comala comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver

Cuando en vuelo regular
pisé el cielo de Madrid
me esperaba una recién casada
que no se acordaba de mi.

Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel
por mis venas va ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero
de un velero al abordaje,
de un liguero de mujer.

Y como huir cuando no quedan
islas para naufragar
al pais
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad

que perdieron las agallas
en un banco de morralla,
en una playa sin mar........







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