Con sus patios silenciosos de mil días ya pasados,
quietud infinita.
Ahí donde el sol se esconde en soledad al caer la tarde,
entre suaves y dulces vientos.
A pesar de lo vivido y el tiempo transcurrido.
ya envejecido.
Aún conserva la arrogante belleza
que le dan las briznas de hierbas,
que son jornadas de trabajo de las estrellas.
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